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Sinopsis

Una historia vivida que se cuenta, es privilegio que en la vida de los escritores se da pocas veces. Si además se hace bien y regala al lector las experiencias con las que pueda identificarse, más raro aún. Estas dos cualidades bien pueden encerrar el éxito de un libro.
Pozo de Crisanto, a decir verdad, no representa para Leo Sandoval, escritor disciplinado y talentoso —de los que es escasa la literatura sonorense— la más satisfactoria y amada de sus obras. Pero un lector sensitivo puede descubrir el amor con que está escrita, lo cual deviene en sentido de verdad, lógica perfecta y por lo tanto posibilidad cristalina de penetración para quien se adentra en su prosa.
Esta historia vivida que el autor ha contado, es sencilla, como la visión del mundo de los seris. Mar y desierto juntos, fuerza espiritual a toda prueba y capacidad elemental para la diversión; Historia de la región en que habita el dueño de tierras desoladas que sin embargo están llenas de vida; todo ello es esta novela que, sin estridencias en el tono de su lenguaje, sin intelectualismos contaminadores, puede transmitirnos lo mismo mensajes de identidad que interés por una vida humana que pudo haberse desarrollado en cualquier comunidad del mundo.
Luz Cáñez, personaje central, protagoniza sus experiencias y amores con la entereza y sencillez de cualquier mujer cuya existencia valga la pena contarse, en la sociedad que sea. Idiosincrasia no es aquí carácter, sino que están diferenciados.
Luego, por razones de que esta es una historia vivida que se cuenta, Leo Sandoval logró la verosimilitud de una obra literaria que convence e interesa hasta el final. No explora formas esotéricas, su vertiente encaja, quizás, en la del escritor más auténtico: el que desea volver literatura su forma de sentir el mundo... y que además no puede evitarlo.

Editorial

Instituto Sonorense de Cultura

Año de publicación

1990

Lugar de edición

Hermosillo, Sonora

Número de páginas

118

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